Consigna doce gama: Narrar una historia a través del contrapunto de dos voces narrativas que le cuentan oralmente a un tercero, por separado, un suceso de características extrañas: un vecino del barrio cae al vacío desde su departamento, ubicado en el piso 12 de un edificio, cuando intentaba ponerse un suéter de lana azul.
Sugerencias: una de esas voces puede ser la correspondiente al portero del edificio, un “gallego” de 56 años curioso y malediciente; la otra, a una niña de siete años que estaba jugando en la vereda cuando el hecho ocurrió. El tercer personaje, que recibe ambos testimonios, puede ser un inspector de policía o la viuda del hombre muerto o un amigo que debía encontrarse con él, etc. Puede ser un receptor silencioso y solo aparecer referido en el discurso de los otros, o intervenir formulando preguntas. Extensión máxima: 3 carillas.
Inspector de policía: Buen día, soy el inspector Yáñez de la Policía Federal Argentina. Me dijeron que usted es el portero del edificio donde vivía la víctima. Me dijeron también que usted es un testigo importante de lo que pasó…
Portero «gallego»: Es correcto, pero soy encargado del edificio, no portero. Son dos cosas diferentes, hombre. Pues claro, soy un testigo importante, le diría que el más importante de todos.
Inspector de policía: Bien, disculpe, encargado. ¿Qué me puede contar de lo sucedido?
Portero «gallego»: ¿Qué le puedo decir de lo ocurrido? Puez que ha sido una tragedia, una desgracia horrible. Pobre muchacho, parecía bueno. Vivía en el piso 12. Tenía familia, una ezposa. Una joven muy simpática, educada. Parecía un muchacho de familia. Le repito: una desgrazia.
Inspector de policía: Muy bien, entiendo, pero quiero saber qué vio, qué escuchó, qué me puede decir sobre lo ocurrido.
Portero «gallego»: Hombre, lo que se dice escuchar, lo que se dice ver, muy poco. Cuando el joven salía para su trabajo me saludaba por las mañanas; era educado y respetuoso. Creo que trabajaba en una oficina, así lo dijo Martha, la verdulera de la ezquina. Llegaba cansado por la tarde del trabajo. Una pérdida grande.
Inspector de policía: Está bien, pero dígame: ¿qué vio?
Portero «gallego»: Ver, no vi nada. Martha, la verdulera, me dijo que estaba acomodando la fruta en la vereda y escuchó algunos gritos, como de una pelea, una discusión. Miró para arriba y vio al muchacho que parecía estar peleando con un pulóver azul.
Inspector de policía: ¿Cómo peleando con un pulóver azul? No le entiendo, señor.
Portero «gallego»: Qué se yo, hombre. Tiene que preguntarle a Martha. Ella me contó eso.
Inspector de policía: Bien, dígame otra cosa: más allá de lo que le dijo Martha, ¿usted pudo ver algo?
Portero «gallego»: Lo vi al muchacho tirado en la vereda, sin remera y con un pulóver azul agarrado. Ella, su ezposa, trabajaba en la casa, en hom ofiz. Algunos fines de semana iba a visitar a su madre que estaba enferma y vivía en Tapalqué. Una buena hija, de las que no hay hoy en día.
Inspector de policía: Bien, muy bien. ¿Me quiere decir algo más? Otra cosa que nos pueda servir…
Portero «gallego»: Ahora que me lo pide, sí. Creo que hay algunos comentarios por el barrio. No los creo, pero bueno, que están, están. Algunos chismorrean, que un poquito se iba de jarana.
Inspector de policía: ¿Quién? ¿El muchacho? ¿No me dijo que era un joven de familia?
Portero «gallego»: Bueno, hombre. Es lo que se dice por ahí. Especialmente cuando su mujer no estaba. No quiero ser indiscreto, pero la verdad que se pasaba de farra, al menos Bety dice que pasaba eso, ella trabaja en el piso 13 del edificio de él. Parece que ayer lo vieron con una joven, con otra, usté entiende… Hace unos años esto no pasaba, era un barrio tranquilo. Y el pulóver azul, si me pregunta, para mí que estaba con esa mujer y llegó su ezposa, se vistió rápido y pelearon el balcón.
Inspector de policía: Bueno, muy bien. Le agradezco. Me dijeron que había unas niñas jugando en la vereda…
Portero «gallego»: Pues sí, esas niñas de ahí.
Inspector de policía: Hola, chicas. ¿Cómo están?
Niña: Bien, ¿usté es policía?
Inspector de policía: Sí, estoy investigando.
Niña: ¿Hay ladrones por acá?
Inspector de policía: No, no se preocupen. ¿Saben algo de una persona que se cayó del balcón del edificio?
Niña: Yo estaba jugando a la escondida y me tocaba contar, porque me habían picado. Cata y Luli tenían que escuenderse. Contaba uno, dos, tres, cuatro, cinco y sentí un ruido muy fuerte. Me asusté muy mucho.
Inspector de policía: Uh, me imagino. ¿Qué pasó?
Niña: El portero del edificio decía que la persona se había caído y que ese había sido el ruido. Todas nos asustamos y nos pusimos a llorar. Justo salió mami, me tapó los ojos para que no viera. Antes me pareció ver al señor ese trepado en el balcón, como si estuviera jugando a los mostruos, tapándose la cara con algo azul.
Inspector de policía: Ah, estaba jugando… ¿Viste si estaba jugando con alguien o solo?
Niña: Me pareció que jugaba con una amiga…
Inspector de policía: Muchas gracias, me sirvió mucho todo lo que me contaste.
Niña: ¿Nos va a llevar presas?
Inspector de policía: No, jaja. Sigan portándose bien.
Copyright©Alejandro
Julio, 2023. Todos los derechos reservados por su autor
Nota: las correcciones finales de los textos estuvieron a cargo de su autor.